EL RIESGO-PAÍS (ESAN-Spanish)

RIESGO-PAIS   El pueblo soberano ha invitado, una vez más, a Alan García a conducir el destino del Perú entre el 2006 y el 2011. Un pueblo tiene tres maneras de expresarse fuera de las urnas. La primera consiste en salir a la calle y desafiar el orden público; esta fue la opción de los peruanos en los últimos meses de la presidencia de Fujimori. La segunda consiste en huir de su país; la opción preferida por millones de mexicanos o de filipinos, por dar un ejemplo. La última opción es exportar sus ahorros fuera del país y esconderlos en algún banco de Ginebra o de Nueva York. Esta última posibilidad ha sido utilizada año tras año por los peruanos, particularmente durante el periodo de García I. 

   Entre los años 1985 y 1990, los depósitos del sector privado no-bancario peruano en la banca internacional aumentaron más de mil millones de dólares. Fue un voto de desconfianza de la clase «capitalista» y de la clase media. A raíz de la nueva presidencia de García II, ha sucedido todo lo contrario. Por un lado, quienes respaldaban a Humala no tenían nada que poner a buen recaudo. Por otro lado, la clase «capitalista» exportó sus ahorros fuera del país para protegerlos de la amenaza del candidato antisistema, nacionalista y militarista; sin embargo, apoyó sin pasión la campaña electoral de García II. Durante el año 2005, los depósitos expatriados aumentaron 500 millones de dólares hasta alcanzar más de 3.700 millones de dólares, es decir, el 27% de las reservas oficiales del BCR. Se puede prever que esos activos volverán a casa muy pronto, mientras la bolsa de valores va a acoger la elección del «mal menor».
   ¿Y ahora qué? El pasado es el pasado y el futuro ya está tocando a la puerta del nuevo presidente. Se puede destacar por lo menos tres desafíos. El primero es que una elección ganada por una votación del 55% no es un triunfo, sino una polarización social y política. Sin mayoría en el Congreso, García II tendrá que adoptar una presidencia modesta, tolerante, sin arrogancia y enfocada a una mejor distribución del ingreso y a proyectos sociales de alta prioridad, tales como educación y salud.
   El segundo desafío es que el margen de maniobra es muy limitado. El Perú no vive aislado, está integrado a la economía global. Su tasa de apertura comercial alcanza el 33%, su tasa de cambio depende de la credibilidad de la política económica del gobierno, y sus 14.500 millones de dólares de reservas de divisas constituyen una protección clave contra la especulación. Además, cerca de 1,2 millones de turistas generan recursos por más de mil millones de dólares anuales para la economía nacional, tanto como la minería, la pesca y la agricultura. Cualquier tentativa nacionalista tendría un impacto negativo en la captación de todos estos recursos. El Perú, al igual que los otros países de la región, depende de flujos de capital, inversión directa y préstamos bancarios. Hay que preguntarse cómo analizarán la labor de García II los mercados globales. Lamentablemente, los banqueros y los inversionistas tienen memoria y recordarán el periodo de García I. Convencer a los inversionistas de la estabilidad socioeconómica es otra prioridad. De lo contrario, los esfuerzos realizados por el gobierno de Toledo para cimentar la credibilidad habrán sido vanos.
   Y el tercer desafío consiste en la capitalización de los esfuerzos y éxitos macroeconómicos del régimen que termina para asegurarse un acceso estable a los mercados, condición necesaria para incrementar la inversión en infraestructura social y económica en el país. La calificación de riesgo del Perú hoy día es B (Coface) y Ba3 (Moody’s); es decir, inferior al llamado «grado de inversión», calificación que Chile y México ya han alcanzado. Luchar contra la corrupción y la pobreza, fortalecer las instituciones, reducir progresivamente el grado de dolarización financiera, perseguir el programa de descentralización con un diálogo continuo con el FMI, son todos elementos conducentes hacia el grado de inversión. Mientras, el nuevo gobierno puede aprovechar la liquidez financiera y la paz social para colocar una emisión de bonos en nuevos soles peruanos a través de una oferta pública, no «Cóndor» sino «Paloma», para apoyar un gran programa de desarrollo sostenible.
   En conclusión, García II debe mucho a su adversario el encontrarse de nuevo al timón de la nave. El Fénix, contra toda lógica, ha podido renacer de sus propias cenizas. Ahora tiene la gran responsabilidad de convencer a los peruanos tanto como a los analistas del riesgo-país que ya no quedan brasas entre las cenizas.

Artículos relacionados con el libro

El comercio

Comercio

EconomiaNegocios(Peru)

Nice Matin

WebtimesMedia